24 febrero 2008

Saudization

El pasado 14 de Enero fuimos a comer a un Mejicano, la verdad es que no habría tenido nada de singular, pero lo curioso es que decidimos ir caracterizados de nuestros afables anfitriones, que tan gentilmente nos acogen en su país para que lo levantemos mientras ellos se sientan a contar los petrodólares (bueno, vale aquí nadie está a la fuerza y todos vienen por la pasta, excepto los pequeños becarios, que venimos por amor al arte...).

En un acto de suprema valentía y arriesgando nuestra propia integrida nos calzamos el zaub, el butra y el cordón de corrugado y nos lanzamos a la aventura. La expresión de la cara del camarero ya lo decía todo: "A vosotros, como que os falta algo y no se muy bien que es, pero por si acaso no me voy a despollar en vuestra cara, vaya a que me gane unos latigazos".

Como buenos saudis nos cogimos todos de la manecita, aquí fue cuando despejamos toda sospecha, éramos un fraude.



Ni cortos ni perezosos, tras llenar el estómago nos fuimos a dar una vuelta por Taglia que es la calle pija de Riad, donde los viernes por la tarde los hijos aburridos de los príncipes, como no tienen cines, ni pueden hacer botellón, ni tirarle los tejos a las tías, ni echarse a perder (como la juventud occidental), pues se dedican a pasear sus coches de gran cilindrada haciendo trompos, caballitos, etc,... (no he podido subir el correspondiente video a Youtube, porque la conexión del FAL es una mierda)

Esta foto es en la shishería donde vamos a comprar tabaco y pipas.

Y por último nos pusimos a la moda en una tienda especializada en zaubs y sus complementos. Una vez más el tendero nos agasajó con sus comentarios sobre lo parecidos que éramos a los saudis, bueno, todos menos yo, que claro, yo parezco más banglaÍndigoPakistaTibetano. Joder, como si fuera un piropo!!!

Atención a los gemelos que se marca el colega....

Por último intentó envenenarnos con una ración gratuita de perfume, que me duró (y no exagero) durante tres días, claro, tiene que disimular el olor a camello. Ahora imaginad lo que es meterse en el ascensor por la mañana lleno de Saudis y cada cual con un perfume distinto y súper potentes. Me recuerda a cuando de pequeñito iba a la misa de Reyes y todas las señoras atufaban a los perfumes que les acababan de regalar.

En fin, que echamos la tarde

1 comentario:

-=Tekena=- dijo...

Por aquí me dicen que eres moro perdido.
Vamos que de allí no te escapas.