16 septiembre 2007

PaintBall

El otro día fuimos a jugar al PaintBall a una finca de Tres Cantos. Fuimos unos cuantos de la clase y amigos de amigos.

Al principio entramos como simples civiles de a pie.

Pero nada más ponernos el mono, las máscaras, coger las marcadoras e inyectarnos los chutes de adrenalina que nos repartieron los monitores, nos convertimos en despiadados mercenarios liderados por el odio.

Teníamos contratadas 3 horas de juego y unos 300 disparos, al final jugamos unas 5 horas y, por lo menos yo, recargué unas 450 bolas... Combatimos en varios escenarios, mi favorito era el de las dos torres. Cada equipo tiene una torre que ha de defender, el primero que toca la torre contraria gana. El escenario estaba muy bien montado, con trincheras, zanjas, hasta incluso un autobús. Es magnífico hacerse el Rambo, hasta que descubres que las pelotitas no hacen cosquillas precisamente.


En fin, recomiendo este juego a todo el mundo que sea capaz de diferenciar entre lo que es un juego y lo horroroso que tiene que ser verse involucrado en un tiroteo de verdad... Ahora entiendo por qué se inventaron las bombas, los tanques, los aviones,... No hace gracia que te disparen con una bala de verdad.

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