Esta es la primera de las 3 "escapaditas".
Como no podía ser de otra manera, lo primero que busqué en Omán, fue el pico más alto. Yabal Shams (el monte del sol), con sus 3.000 metros no estaba demasiado lejos de Mascate, además tiene muchas rutas de trecking bastante interesantes.
Nada más llegar se me acerca un viejo de unos 150 años, completamente descalzo, con muñones en vez de dedos y con cara de desesperación. Me empieza a tocar en el cristal del coche, yo bajo la ventanilla y empieza a zurrarme con el bastón, pero vamos, sin hacerme daño. Total, que le digo: "Mata turid? Mata Turid? Ibn Sharmuta!!!" ("Que quieres? Qué quieres? So hijo puta!!!"), bueno, lo de hijo puta solo lo pensé.
El colega empieza a echarse las manos en las orejas y en la boca, depués de varias gesticulaciones y con el corazón en la boca por el sobresalto, llegué a la conclusión de que era sordo-mudo y que tenía más hambre que el perro del afilador, así que saqué una bolsa con algo de comida y el tío la agarró y salió corriendo, pero en el intento se le abre la bolsa y se le cae una manzana al suelo y rueda por debajo del coche. El viejo se agacha a cogerla, yo abro la puerta pa echarle una mano, con tan mala suerte que le arreo un portazo en la cabeza. El viejo rueda por el suelo, me mira, pero no habla (coño, claro, es mudo), pero tiene más hambre que daño, así que mientras yo intento asistirlo, alarga la mano por entre mis piernas y agarra la manzana caída. Como veo que el viejo reacciona sin mayor problema, cierro el coche y procuro abandonar la escena lo más rápidamente posible.
Lo más surrealista de todo es que el resto de la familia observaba el espectáculo unos 20 metros más adelante y justo cuando paso por su lado (es que no tenía más huevos que pasar por allí) en vez de recriminarme o preocuparse por el estado del abuelo, abren todos sus puestecillos ofreciéndome pulseras, colgantes y leche de cabra recién ordeñada...
Sin comentarios...
El colega empieza a echarse las manos en las orejas y en la boca, depués de varias gesticulaciones y con el corazón en la boca por el sobresalto, llegué a la conclusión de que era sordo-mudo y que tenía más hambre que el perro del afilador, así que saqué una bolsa con algo de comida y el tío la agarró y salió corriendo, pero en el intento se le abre la bolsa y se le cae una manzana al suelo y rueda por debajo del coche. El viejo se agacha a cogerla, yo abro la puerta pa echarle una mano, con tan mala suerte que le arreo un portazo en la cabeza. El viejo rueda por el suelo, me mira, pero no habla (coño, claro, es mudo), pero tiene más hambre que daño, así que mientras yo intento asistirlo, alarga la mano por entre mis piernas y agarra la manzana caída. Como veo que el viejo reacciona sin mayor problema, cierro el coche y procuro abandonar la escena lo más rápidamente posible.
Lo más surrealista de todo es que el resto de la familia observaba el espectáculo unos 20 metros más adelante y justo cuando paso por su lado (es que no tenía más huevos que pasar por allí) en vez de recriminarme o preocuparse por el estado del abuelo, abren todos sus puestecillos ofreciéndome pulseras, colgantes y leche de cabra recién ordeñada...
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Lo dicho, aunque parezca mentira, ahí hay un camino.
- "De dónde eres?"
- "De España"
- "Y vienes solo?"
- "Sí"
- "Pero, sin amigos?"
- "Sí!"
- "Pero, sin familia?"
- "Que sí cojones!"
- "Pero como que vienes completamente solo?"
- "Porque tu madre no quiso acompañarme!!"
...y dejó de hacer preguntas. Al menos así es como lo recuerdo yo.
Bien, ahora tenía dos opciones, volver por donde había venido, para pasar la noche en los súper campings, o seguir adelante e intentar acampar en un llano que tenía marcado en el GPS, pero que no había visto, ni siquiera sabía si existía.
Evidentemente seguí adelante (craso error). A los pocos kilómetros, la carretera se complica, es noche cerrada pero poco a poco consigo llegar al "camping", en el libro ponía que era una explanada, pero allí había unos edificios un poco raros. No vi absolutamente a nadie, pero los edificios están abiertos, me acerco a uno de ellos, pongo las largas y me bajo con una linterna. Me acerco, miro a mi alrrededor, me vuelvo a acercar un poquito... y cuando estoy a punto de entrar me hablan por un lateral en árabe, pero no veo a nadie, me vuelven a hablar, enfoco al punto a donde sale la voz y veo como una especie de incubadora del tamaño de una persona adulta, me giro y veo otra y otra, otra más, estoy completamente rodeado de incubadoras gigantes y dentro hay gente!!!!
Ostia puta que salto más grande que pegué!!!
Al rato reacciono: coño, no son incubadoras, son mosquiteras!!! Pues eso, estaban llenas de pakis dormitando, le pregunto al que me ha hablado que si le importa que me quede a dormir allí y me dice que no pasa nada, o al menos eso es lo que yo quise entender, de camino al coche veo todo sembrado de incubadoras, parecía una escena de Stephen King, Dios que acojone!!!
Total que vuelvo al coche, aparco en un llano y me predispongo a pasar la noche.
En el suelo no iba a dormir, vaya a que me comiera un lagarto de la montaña, dentro del coche hacía mucho calor, así que solo me quedó la opción de subirme al techo del coche. Menuda escena más idílica, yo tumbado y todo el cielo plagado de estrellas... el romance duró poco.
El techo de un Nissan Patrol es cómodo los primeros quince minutos, luego se te clavan todos los huesos, cuando por fin encuentro la posturita, comienza el ataque: primero en los tobillos, luego en las muñecas, y por último en las orejas, millones de mosquitos me estaban devorando, me pongo los vaqueros, la sudadera y utilizo el gutra a modo de mosquitera, pero el zumbido en los oídos es ensordecedor. Finalmente me tengo que meter dentro del coche.
El calor es insoportable, pero si abro las ventanas estoy perdido, al final se me ocurre abrir las ventanas y poner en una el gutra y en la otra la bandera de España (es que si solo habría una, era como si nada, porque no había corriente de aire). Me hice un sitio entre la palanca de la tracción, el freno de mano y el asiento de atrás y pude dar un par de cabezadas.
Son las cinco de la mañana, por fin sale el sol y me encuentro con esta escena. Esas son las "incubadoras"... Sí, sí, de día no acojonan, pero de noche y sin esperártelas...
Como no aprendo, se me ocurre acercarme a hablar con los pakis, que estaban preparando el desayuno, entonces surgió la feliz idea de compartir la comida, yo puse de mi parte los croissants, las galletas, el pavo, el zumo, las naranjas y ellos me dieron una tortita y un vaso de té. De puta madre!!!
Vamos que me vendí barato, me quedé solo con el agua. No obstante, fue una experiencia desayunar en la cutre-choza, además, todos parecían bastante contentos... Claro, no te jode, se habían comido todas mis provisiones para 72 horas.
Paré para estirar las piernas.
Atentos al cartelito: "Dahboot 11.500 Km"!!! Supongo que se referiría a 11,5 Km, a menos que la ciudad esa de Dahboot esté en Canadá, Estados Unidos o Brasil. Me quedé con las ganas de pintar uno con "Granada - 6.000 Km".
3 comentarios:
Oleee, vaya huevos que tienes. Tu por ahi solo, con el 4x4, a la aventura. Y aun sigues vivo. Cual sera el siguiente viaje?...
Me cago en mi chichi, tú no estás bien de la cabeza tío, en fin, que cojones tienes. Con respecto a lo de la Roja, no esperaba menos, los moros son como los rojos, malos por naturaleza, poco más decir después de esto, que estas mu LOCO!!!!
Ya ha hablado el españolito!
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