19 agosto 2008

.·.·.·. YEMEN .·.·.·. 23 julio - 2 agosto (Parte 2)

MONTAÑAS HARAZ:

Justo el día que me iba de Yemen me encontré con un francés en un mafrach y hablamos cosa así de dos horas sobre una macro excursión que hizo por las montañas de Haraz durante 2 semanas, andando y durmiendo al raso. Me llamó mucho la atención, porque el colega era profesor de informática en un instituto en Paris, estaba casado y tenía 3 hijos, pero a pesar de todo, utilizaba 15 días (de sus tres meses de vacaciones, claro) para irse solo a Yemen a andar por el monte... Curioso.

No muy lejos de Saná están las "Haraz Mountains" que alcanzan los 3.000 metros sobre el nivel del mar. Hay dos carreteras principales que cruzan las montañas en dirección oeste, así que dividí la visita en zona norte y zona sur, siguiendo el rumbo de estas carreteras.

Zona norte

Mi intención era ver bastantes más pueblos, pero al final solo llegué a los tres más importantes. Zula, Shibam y Kaukabam.

Antes de adentrarnos en las montañas, visitamos el palacio del Imam Dar Al Jayar. Hay restos que indican que esta colina fue habitada desde la prehistoria, seguramente, debido a que hay un pozo de agua en el interior, lo que lo convertía en un punto fácil de defender y de abastecer.

En lo alto de la colina está el palacio del Imam. Es un súper caserón repleto de habitaciones, lo más curioso es que hay una habitación grande para el Imam y otras cuatro (también apañás) para cada una de las mujeres.

Pero lo mejor son las vistas desde la azotea. Todo cultivos de Qat, hasta donde alcanza la vista. Antes de largarnos a las montañas, mientras salíamos por la carretera del palacio, le pregunté al conductor: "Bueno, y si me da por meterme en un campo de Qat a coger hojas?". Me miró entre extrañado y escandalizado, y como no hablaba demasiado inglés, me respondió con tan sola una palabra, que me dejó clara cual era la situación: "Kalashnikov".

De camino a las montañas pasamos por el mercado, para que el conductor pillara algo de Qat, que solía masticar alegremente mientras conducía, después de comer. "Que tranquilidad". El mercado es un show, todo desordenado, un montón de ruido, basura acumulada por todos los rincones...

El primer pueblo en visitar fue Zula. Nada más llegar se me acercó un nativo que hablaba español bastante bien, se hacía llamar "Jordi", toma ya! Me hizo de guía por todo el pueblo...

...y al final de la visita me hizo pasar por su tienda, a ver si algo me interesaba. Total, que le compré un par de pañuelos y una pieza de cobre, que no puedo explicar muy bien lo que es (porque no lo sabía ni él) y que según me comentó no quedaban muchas, así que me la vendió a precio de oro. Algo así como 15.000 riales. (una pasta). Como no llevaba tanto dinero encima me dijo que no había problema, que luego se pasaba por mi hotel a cobrar el resto.

Después nos acercamos a Shibam. Más de lo mismo, un montón de ruido, caos y basura. Tras ver un par de cosas del pueblo...

...nos metimos en un restaurante a comer. El salón era una habitación bastante grande, con alfombras y cojines en el suelo. Como no podía ser de otra forma, un cuadro del presidente "Ali" presidía el comedor y en la otra esquina, una foto de la dueña.

Aquí están algunas de las exquisiteces Yemenitas. En en el resto de Arabia, todo el menú está muy influenciado por la dieta libanesa, es decir, kebabs, shawarmas, kabsa,... La dieta Yemení es bastante distinta a la del resto de la península, tal vez porque aquí hay menos dinero y los alimentos son más básicos o porque los libaneses no han querido desplazarse a una tierra tan pobre.

La mayoría de los platos están hechos a base de verdura. De izquierda a derecha.

- El plato pequeño eran patatas cocidas con una salsa de tomate.
- El plato de abajo eran verduras troceadas.
- El siguiente plato más grande era como unas gachas hechas a base de pan, yogurt, huevo y unas semillas.
- El plato pequeñito de arriba era un refritillo de verduras muy parecido al pisto, pero bastante más variado.
- También había ternera cocida y arroz.
- Y el plato grande de la derecha es un bizcocho con una capa de miel.
- En la foto no aparece, pero uno de los platos estrella es el "salta" que está hecho a base de una legumbre parecida a las lentejas, pero más menudas. Se dejan en agua toda la noche y al día siguiente se hacen en puchero de barro con un fuego muy fuerte. Tiene un sabor muy muy amargo y se lo comen haciendo sopas con el pan. Se supone que prepara el estómago para una posterior sesión de Qat.

Todo, absolutamente todo, buenísimo. Mi preferido, el plato de gachas con yogurt, huevo y semillas. Ojalá pudiera comer todos los días un poquito. El de la foto es Nabil, el conductor.

Al rato el salón se llenó de gente que vino a masticar Qat, claro, cuando vieron a un moro en vaqueros, se extrañaron y todo el mundo quería hacerse una foto conmigo.

Desde el fondo de Shibam se ve Kaukabam...

...y desde lo alto de Kaukabam se ve Shibam.

Kaukabam fue el último pueblo que vimos aquel día. Está encaramado en lo alto de una colina y tiene unas vistas impresionantes.

Pues bien, resulta que había un chaval con una carretilla vendiendo baratijas y me acerco a ver lo que lleva y me encuentro la pieza única y maravillosa que Jordi me había vendido anteriormente en Zula, así que le digo al niño por curiosidad: "Oye, esto por cuanto?" Y sin ni siquiera empezar a regatear me dice: "5.000", así que me mordí la lengua, maldije en varios idiomas y rechacé la oferta con una sonrisa... Encima, esa pieza era mucho más bonita y estaba mejor cuidada que la que yo había comprado. Si es que soy más desgraciao...

Hay un senderito que cruza la montaña desde lo alto de Kaukabam hasta Shibam, así que le pedí al conductor que me esperara abajo y yo me fui andando dando un paseico.

Cuando volvimos, nos pilló tormenta por la carretera, cuatro gotas, pero cuando llegamos a Saná, se había liado todo este pifostio.

Los drenajes no dieron de si y todo se inundó, hasta el punto en el que los coches eran arrastrados por la corriente de agua que bajaba de las montañas.

Por la noche vino Jordi al hotel a cobrar lo que le debía. jejeje, en fin, se la monté parda, le metí la pieza por el culo (que más tarde encontré en el zoco de Saná por 5.000) y le exigí que me devolviera el dinero. Me dijo que no llevaba la pasta encima, que me la traería el último día. Evidentemente nunca llegó a traérmela, así que a cambio me quedé con una Yambiya suya... Quedáis advertidos. Tened cuidado con Jordi de Zula, que una cosa es ganarse la vida e intentar rascar y otra cosa es cobrar más de 10 veces por el valor de algo, coño que ni en el Corte Inglés.

Zona Sur:

Esta carretera es mucho más escarpada e interesante. Es increíble ver como las bandadas de buitres y halcones revolotean, se pueden contar por decenas. Jamás he visto tanto buitre junto, bueno sí, en la piscina del compound cuando vienen las azafatas y los libaneses cargan sus iPods.


Algunos pueblos están tan integrados en el paisaje que parecen esculpidos en la roca en vez de hechos de piedra.

Además, siempre buscan la posición más "vertiginosa", supongo que es porque ofrece más protección. Todas las laderas están transformadas en forma de terraza, para poder cultivar, pero en ocasiones, ves una montaña entera convertida en terrazas y solo a base de poner una piedra encima de otra para construir una jardinera. Es una auténtica obra de ingeniería y tiene más merito aun, si piensas que algunas fueron construidas hace cientos de años.

Este es el pueblo de Al Jáhyara. Toda la montaña está repleta de higos chumbos (o balas turki, como los llaman allí). Luego son transportados a Saná y los venden en la calle en puestos ambulantes, te los pelan delante tuya. Buenísimos

Estos son Mohammed y Mohammed, que me hicieron de guías (para luego pasar por sus correspondientes tiendas, claro), pero esta vez no piqué... No, a parte, el chaval joven era to buena gente.

Se enrrolló bastante y hasta me enseñó con orgullo hasta la casa más "peligrosa" del pueblo.

Para variar, todo sembrado de Qat.

La parte "moderna" en los pueblos grandes de las montañas son todas iguales, un montón de coches, un caos de gente y de ruido y mierda amontonada por todas partes.

De camino a Jutaib, el último pueblo, nos encontramos con unos cuantos chavales que iban para allá, así que hicimos de autobús, como no cabían, pues los llevamos a lo Indiana Jones.

Y aquí está Jutaib (Al Khutayb), la joya de la corona desde mi punto de vista. Después de ver tanta mierda acumulada, llegas a un pueblo donde no hay ni un chicle en el suelo, todo está lleno de flores y hay hasta un parque!!! La explicación es que Jutaib es un lugar de peregrinación para una secta islámica conocida como los ismaelitas. Este sitio atrae peregrinos de hasta la India, que cuando llegan aquí dejan alguna que otra propina. Así tienen el pueblo, como un palmito. Como se nota que donde hay dinero...

En lo alto de la colina hay una hermita, digo... mezquita, pero después del palizón de subir los 150 peldaños, nos quedamos con las ganas, porque la puerta estaba cerrada, y en el medio del pueblo hay una señora mezquita hecha entera de marmol blanco.

Y esto... en fin, sin comentarios.

Luego fuimos a comer a un sitio típico. Manakha tourist hotel, que es famoso, porque después de comer, organizan un festival con bailoteo y todo, si te despistas estás perdido, te sacan a bailar...


Antes de volver a Saná, me topé con Hanna. En el mundo islámico no está bien visto hacer fotos a las mujeres, pero hablando un rato con esta chica me dejó que le sacara una fotico. Me dijo que era igualito que su hermano y yo le dije que mi hermana se llamaba igual, así que, ale, ya tengo una hermana en Yemen...


Fin de la segunda parte...

2 comentarios:

Óscar dijo...

Te engañan en todos lados, aquí en los chinos, allí los moros... no compres nada tío que siempre acabas igual, perdiendo dinero...

Esmeralda Álvarez dijo...

Me cago en Jordi de Zula y en su puta madre!! jaja. En fin tio, que eres el rey de Arabia y alrededores. De nuevo te envidio, y mucho.